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Dificultades en “lengua” y “mate”

Dificultades en “lengua” y “mate”

 

Siempre que un niño con capacidades intelectuales normales presenta una dificultad específica en el proceso de aprendizaje se echa la culpa a la "dificultad que conlleva la materia" o simplemente a que "no se le da bien". Sin embargo, el maestro debe encargarse de observar dichas dificultades para averiguar si detrás se esconde algún trastorno. Cualquier alumno puede tener un trastorno en su desarrollo ya bien sea físico, psicológico, conductual, sensorial, emocional y de personalidad. Por ello debemos requerir de expertos en intervención psicopedagógica que puedan orientar tanto a los alumnos y maestros, como a las familias, ya que son un eslabón muy importante para los alumnos, para poder prevenir, diagnosticar y tratar cualquier trastorno.

 

Para poder llevar a cabo la intervención, es necesario efectuar un adecuado proceso de evaluación y diagnóstico, siempre que la familia sea consciente de ello y lo autorice. En caso de no ser autorizado, y aunque la ética y moral del orientador le lleve a tratar a un alumno, si un padre no lo autoriza hay que respetarlo. En sentido contrario, si un padre si lo autoriza, se atenderían a cuatro grandes bloques:

a)      Detección:

Primero hemos de conocer qué es lo que le sucede. Para ello será el maestro, que es el que pasa la mayor del tiempo con los alumnos, el que lo comunique al orientador, siempre contrastándolo posteriormente con las familias, con el fin de poder emitir alguna hipótesis sobre el trastorno. Pero lo más conveniente es pasar al siguiente nivel.

b)      Evaluación:

En esta fase se llevarán a cabo una serie de pruebas para corroborar si existe trastorno o no, para ello será necesario realizar un correcto diagnóstico y medición de la capacidad intelectual, las capacidades visuales y auditivas, un análisis neuropsicológico y la verificación de los resultados en las capacidades relacionadas con lenguaje y matemáticas.

En este apartado y como vimos en clase, para que un alumno nos cuente sus problemas y no se sienta interrogado podemos emplear “genogramas” que faciliten al alumno el relato de su situación personal.

Este proceso se finaliza con un informe que detalle lo que se ha llevado a cabo.

c)      Intervención:

Este nivel de intervención pretende corregir/atenuar el trastorno y adaptar la enseñanza a sus demandas, elaborando programas y planes de: PT, Logopedia, PAT, PAPEA, Compensatoria, Diversificación, fisioterapia, etc.

d)      Seguimiento:

No se puede cortar radicalmente la intervención sino que paulatinamente se irá normalizando la enseñanza del alumno, siendo conveniente hacer revisiones cada cierto tiempo.

 

 

LAS DIFICULTADES EN EL ÁREA DE LENGUAJE:

 

Se pueden agrupar por diferentes tipos de dificultades, como pueden ser de comprensión lectora y dislexia.

La dislexia suele ser específica de la lectura o del área de lenguaje, siendo su ejecución en el resto de materias, igual o superior a la media. Los problemas que se presentan pueden estar en el procesamiento léxico, en la vía fonológica, en la vía léxica o en ambas.

Como psicopedagogos debemos excluir en su diagnóstico defectos en la visión y audición o problemas de salud, CI por debajo a lo normal, perturbaciones emocionales, falta de instrucción, etc. Por el contrario, se tendrá en cuenta situaciones similares de familiares, la pronunciación del alumno y su lateralidad.

Su reeducación se sustenta en acompañarles en la lectura y corregirles con suavidad sus errores para que puedan hacer un aprendizaje correcto y reestructurar sus hábitos y automatismos lectores.

 

 

En la escritura también pueden aparecer dificultades de índole psicomotoras, lingüísticas, semánticas, de percepción… denominadas disgrafías.

 

 

LAS DIFICULTADES EN EL ÁREA DE MATEMÁTICAS:

 

Se asocia a la discalculia, causada por un déficit de percepción visual o problemas en cuanto a la orientación secuencial.

Los primeros indicios de discalculia se pueden observar  en el niño que, ya avanzado en su primer grado, no realiza una escritura correcta de los números y que, no responde a las actividades de seriación y clasificación numérica o en las operaciones, le resulta imposible la resolución  de los problemas aritméticos más simples.

Todos los ejercicios de rehabilitación matemática deben presentar  un atractivo interés para que el niño se predisponga al razonamiento, en prime termino  por agrado o por curiosidad, y luego, proceder  al razonamiento matemático.

 

 

 

 

Para concluir este ensayo, señalar que el objetivo de las intervenciones en las aulas culminan cuando el alumno es capaz de desenvolverse de forma autónoma en la realidad dentro de sus posibilidades, lo que sería muy recomendable para evitar circunstancias que lleven al aislamiento u otras situaciones de riesgo.

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