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El rincón de pensar

Innovación y diseño curricular

El duende

El duende

"El duende", técnica basado en enseñar al alumno cuando sienta la necesidad de aprender o intentando crear esa necesidad (metodología, claramente, basada en las ideas del Emilio, pues deja al libre albedrío el aprendizaje de los alumnos respetando su libertad, su maduración, sus intereses y necesidades). Ahora bien, se me plantea el siguiente interrogante ¿y si las necesidades de aprendizaje van con retraso o simplemente algunas de ellas no le surgen por más que se provoquen? ¿No se enseña? Desde mi punto de vista habría que forzar si llegásemos a esa situación. ¿Y qué hacer si todos los alumnos tienen un interés diferente al resto de compañeros al mismo tiempo? ¿El maestro se divide? Según lo que entendí en la lectura el maestro debe estar presente en el momento que le surja la necesidad del niño, por lo que no podría atender a todos.

 

Por otro lado, empleando esta metodología habría que adaptar todos los niveles del sistema educativo donde primasen los deseos del alumno, lo que nos conllevaría a una enseñanza individualizada como la que se hizo hipotéticamente en el Emilio, dado que cada alumno tendrá diferentes intereses al resto de compañeros.

La propuesta de Rousseau no es tan buena como parece pues plantea una sociedad donde hubiese un maestro por alumno que le acompañase a lo largo de toda su vida (sabiendo que los aprendizajes nunca acaban, se realizan a lo largo de toda la vida y siempre necesitamos una orientación). Este método no es sostenible pues sólo los ricos podrían mantener a un maestro particular durante toda la vida del niño y el maestro debería dedicarse plenamente a su profesión.

¿Qué queremos?

¿Qué queremos?

La sociedad demanda jóvenes que se integren en la vida social y laboral, que sepan desenvolverse en dicha sociedad, pero nuestros adolescentes no consiguen esta meta.

Partiendo de la base de que los estudiantes no se sienten vinculados a sus compañeros, profesores y en general a su centro, no podemos exigirles que se vinculen a la sociedad y se adapten a ella rápidamente dado que en la escuela no se les enseña lo que hay fuera de ella. De ahí que exista tanto fracaso escolar. Pero aquí viene la pregunta ¿fracasan los estudiantes o fracasamos nosotros como expertos en educación? Cierto es que tal y como está planteado el currículo en secundaria existe fracaso por parte de los alumnos, pero evidentemente esto sucede dado que el currículo no se adapta a la realidad, y en caso de que exista en secundaria, esta adaptación se realiza incorporando más contenidos a los ya existentes y sobrecargando el currículo. Así mismo, otro handicap que se suma a este fracaso es el modo de plantear la materia puesto que el maestro tiene la vana misión de transmitir un conocimiento sin preocuparse por el aprendizaje de los alumnos, lo mismo que se hacia a principios del siglo XX. Esto se debe a que los profesores de secundaria no tienen conocimientos de pedagogía, parte fundamental para llevar un buen proceso de enseñanza-aprendizaje pues se asemejan a las reglas gramaticales, necesarias para escribir bien, de lo contrario nadie entenderá lo que escribimos. únicamente de la asignatura en la que se han especializado, por ello no saben transmitirlos y siguen con la metodología que se emprendió en 1970 con la Ley General de Educación que consistía en un libro de texto y otro libro con soluciones para el profesorado como remedio inmediato, con el fin de dar tiempo mientras se preparaba al profesorado, renovaba su metodología, la adaptaba a las circunstancias y época del momento, y así poder llevar a cabo una gran reforma partiendo de las innovaciones individuales de los docentes.

Volviendo a la situación del alumnado de secundaria tras este compendio de ideas es evidente que se propicie una situación desmotivante que lleve al fracaso de los mismos.

 

En caso de que un alumno consiga buenos resultados con la metodología llevada a cabo no implica que esté satisfecho con la calidad de su experiencia escolar, pues sigue encontrando problemas a la hora de encontrar la funcionalidad de sus conocimientos aprendidos. Además se imposibilita al alumno a desafiarse a sí mismo para que cree e imagine con el fin de ir más allá de lo producido en clase. De esto que fuera del ámbito escolar busquen otros desafíos, en ocasiones perjudiciales para ellos mismos y para el resto de la sociedad. Con esto no se pretende decir que el currículo cree expectativas en sentido difuso, sino la manera de propiciar experiencias de desafío real y significativo.

 

Además de estos problemas que se nos plantean en la educación secundaria, se reseñaría tres más. Uno de ellos las tareas encomendadas a los alumnos para casa o lo que comúnmente llamamos “deberes”, pues en muchas ocasiones son repeticiones que aburren a los alumnos ya que el alumno que capta el contenido al tercer ejercicio realizado no necesita repetirlo más veces pues le aburre; por el contrario, los alumnos que no consiguiesen aprender ese contenido después de una serie de repeticiones, acaba aborreciendo ese tema o incluso la asignatura pues le supone una bajada de autoestima al no conseguir culminar el aprendizaje.

El otro problema que se plantear es la globalización y unificación de la educación dado la ratio de alumnado por grupo-clase, quedando en una utopía la individualización de la enseñaza. Esto supone que se busque el término medio en la educación, desatendiendo a aquellos alumnos que no llegan a la media y aquellos que la superan. Como bien sabemos los superdotados son un porcentaje importante en el fracaso escolar a pesar de sus altas capacidades pues se aburren en clase y los que no alcanzan los objetivos buscan otros que si pueden culminar abandonando de la misma forma la secundaria.

 

El último handicap que encontramos, es el planteamiento que se hace de la educación de secundaria a partir de asignaturas, hace que se cataloguen unas materias por encima de otras, olvidando el motivo principal de la educación (el desarrollo integral del individuo). Con ello lo que se fomenta es la competitividad entre departamentos o profesores y en identificar una asignatura con un maestro en vez de un contiendo. Un planteamiento ideal sería un trabajo cooperativo entre todos los maestros y los alumnos, pues ambos buscan la misma meta, la educación de los jóvenes. Pero para poder llevar a cabo este proyecto sería necesario mayor autonomía en los centros para que pudiesen organizarse acorde a las demandas de sus alumnos y menos dependencia de las autonomías. Así mismo, en vez de instruir en asignaturas sería más conveniente impartir clase a través de proyectos por áreas con el fin de unificar todas las materias y no hacer la clasificación de importantes y materias “María”. De este modo sólo existiría un par de departamentos y se favorecería el trabajo por equipo entre el profesorado, consiguiendo así una adaptación curricular adecuada para los alumnos de ese centro, ya que según Beane la integración curricular implica una estructura en la que las decisiones se toman de abajo arriba, de los alumnos a nivel de aula al centro escolar, para poder lograr los cuatro pilares básicos de la educación del Informe Delors basados en aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser, aprender a convivir.

Del mismo modo una forma para afrontar los distintos conocimientos sería conveniente partir de la observación, experimentación, investigación, imaginación… pues son métodos más cercanos a la realidad que pueden inquietar mejor a los alumnos hacia esos conocimientos, de tal forma que ellos sean los que demanden los saberes tal como se plantea en la experiencia de “El duende”.

 

Por último, puede resultar fácil elaborar una reflexión, hablar y plantear propuestas de reforma para la integración del currículo desde la teoría, pero en la realidad no es tan sencillo llevarlo a la práctica por los desafíos, obstáculos y “pequeños beneficios” (pues es un proceso muy lento para observar estos avances), por lo que el profesorado no está dispuesto, si no saben y han observado dichos progresos en los jóvenes, llevar a cabo la integración curricular. Por otro lado, es importante empezar con la integración curricular pues “los jóvenes tienen derecho a ser inteligentes, estar bien informados, realizar auténticos trabajos, saber lo que ocurre, pensar críticamente, formar unos valores, emitir juicios y a ser respetados” (J. A. Beane).

 

Logros educativos

Tratar el tema de la educación en la actualidad puede resultar sencillo ya que parece ser que todo el mundo entiende y es capaz de hacer una crítica sobre él. Pero si los propios estudiantes de magisterio y demás especialidades relacionadas con la educación no saben la realidad a la que se van a enfrentar por la falta  de formación que poseen, al ser esta escasa, no actualizada y renovada, ¿cómo se atreven personas de a pie a criticar la práctica docente si carecen aun más de conocimiento sobre los procesos de enseñanza-aprendizaje, si son ellos los que no colaboran/apoyan al centro y los profesores, debido, en ocasiones, a la falta de tiempo por parte de las familias al trabajar los tutores legales de los niños, delegando así la educación de los niños en las escuelas? Cierto es que estamos muy lejos de modelos educativos que dan resultado y que son los mejores, que los alumnos cada vez se siente menos motivados por estudiar al no ser los conocimientos que aprenden funcionales pues como bien sabemos no es tan importante el contenido conceptual como el procedimental, hoy en día si no se aplica lo que se sabe de poco sirve. Además cada vez el alumnado acepta menos la autoridad y es más conflictivo, bien sea por la etapa de su desarrollo en la que se encuentra, la falta de conocimiento por parte del profesorado para implantar y aprovechar la interculturalidad que se presentan en las aulas, el currículo basado en libros de texto, etc. Pero en vez de criticar a la educación y echar balones fueran culpando unos a otros ¿no será mejor mirarnos a nosotros mismo como individuos de uno en uno y averiguar si somos cada uno ejemplos para una nueva sociedad? PISA es un informe que no compara, sino que quiere ayudarnos a ver los fallos individuales de cada país. La educación está ligada a la cultura y a las demandas de la sociedad, así que ¿por qué no demandamos una educación que compense las desigualdades sociales? ¿O que se centre más en contenidos procedimentales y no tanto en aprender de retahíla? Si las cosas están así es también porque nosotros las demandamos (como se puede comprobar en muchas tutorías de padres con tutores demandan conocimientos que ellos aprendieron en su época o que se ciñan más al libro de texto que para eso lo han comprado). Actualmente la mejor educación impartida, en muchos casos, es la de centros privados al tener más recursos. Esta realidad/mentalidad fomenta una sociedad desigualitaria, creando guetos en vez de escuelas públicas donde los maestros se sienten desmotivados y estresados, resistiéndose al cambio pues según su concepción la falta de consideración que la sociedad tiene hacia ellos y la incentivación económica no es suficiente como para aguantar esas situaciones.

Tengamos perspectiva histórica como indica el artículo de “reformas y más reformas”; aprendamos de nuestro pasado y saquemos lo mejor de nuestro sistema educativo de antaño aplicándolo a nuestros tiempos donde existía mayor libertad y régimen interno en las escuelas, la educación era única y unificada, libre de ideologías y creencias, basada en el razonamiento y la libertad del alumno sin olvidar el papel del maestro, y donde realmente la educación española adquirió fama, se convirtió en un modelo de calidad educativa y de donde salieron grandes personajes como J. Ortega y Gasset, S. Dalí, A. Machado, M. Azaña, J. Bestéiro, L. Buñuel… (Véase la Institución de Libre Enseñanza). No estamos tan lejos de conseguir eso, ya casi se consiguió una vez y sólo tendríamos que volverlo a reproducir.

 

Por otro lado, se piensa que el sistema actual español es bueno pues nuestros alumnos son capaces de llegar a los mismos conocimientos que otros alumnos europeos. Desde mi punto de vista, acorde con lo que ocurre actualmente en nuestro país, en el momento que se politiza y se descentraliza permitiendo a cada comunidad autónoma que adapte y desarrolle su currículo a la normativa vigente, la educación deja de ser buena y más cuando existe inestabilidad política, pues el ideal de la escuela es crear individuos libres, no condicionados a una ideología y de esta forma se consigue lo contrario. Así mismo, a esto se aúna el poco capital destinado para la educación con el fin de aplicar las leyes establecidas (que para algo se elaboran); abrir más aulas para disminuir la ratio por aula pues de esta forma un maestro no es capaz de atender a 25 alumnos a la vez y llevar a cabo una enseñanza individualizada; contratar más profesionales expertos en los centros, destinar más materiales y recursos para el proceso enseñanza-aprendizaje, más medios para detectar necesidades educativas especiales para así poder compensar las desigualdades sociales antes mencionadas; destinar un horario desde las primeras etapas educativas a las tutorías para consensuar temas de forma democrática para que aprendan ese valor; soslayar la competitividad entre departamentos/profesores pues todos tienen la misma función, enseñar, etc.

 

Después de exponer de forma general y muy breve el contexto situacional del sistema educativo español me centraré en una etapa que tanto el gobierno como la sociedad tiene poca consideración, la educación infantil y en concreto, la de la comunidad de Madrid. Partiendo de la base de que cada comunidad autónoma desarrolla el currículo como cree conveniente, existen claras diferencias no sólo en aprender o no un idioma, sino en los contenidos y normativa que condiciona/ambienta los centros donde se imparte esta etapa. El nuevo currículo para esta CCAA descrito como RD17/2008 para el segundo ciclo de infantil y el RD18/2008 para el primer ciclo, reescriben el currículo tomando como base los anteriores, modificando la formulación de los objetivos, áreas y demás, y cambiando algunos aspectos como los expuestos a continuación.

En el primer ciclo de esta etapa (educación infantil) se nos plantea un problema al aumentar la ratio por maestro, disminuir el espacio por alumno en las aulas, la opción de eliminar espacios al aire libre dentro de los centros de educación infantil, y la permisibilidad de “maestros” no titulados para educar a los niños. La conclusión a la que podemos llegar después de este currículo es que se pretende dar menor calidad educativa convirtiéndola en una etapa de carácter asistencial que no educa y así lograr  privatizar la enseñanza empezando desde las primeras etapas.

En el segundo ciclo, ya fue, en su día, un logro conseguir la jornada continuada a pesar de las posibles críticas que aparecieron ya que de esta forma se conseguía una continuada asistencia a clase y evitando el absentismo por la tarde porque el alumno, al ser tan pequeño, necesitaba una siesta. Pero en vez de conseguir logros, fomentando esta etapa e ir progresando, lo que sucede es todo lo contrario. La nueva normativa amplia las expectativas que se espera de los alumnos de la etapa de infantil, pues en leyes anteriores simplemente se les exigía que se iniciaran en ciertas habilidades de lecto-escritura, lógico-matemática, ritmo, etc., lo que está muy bien pues desde pequeños en cuantas más habilidades se inicien, más estimulados estarán para el aprendizaje, así como más adaptados al contexto/realidad que les rodea. Pero el inconveniente se plantea cuando se pretende que este alumnado culmine estos aprendizajes sin tener en cuenta que los alumnos maduran a distintos ritmos y no todos lograrán en el mismo grado estos objetivos, generando estrés en el alumno y en el maestro por no lograr dichos objetivos. Este planteamiento puede resultar contradictorio ya que la etapa de infantil no es obligatoria y de esta forma quedan descolgados aquellos alumnos que no asistan a la etapa de infantil y empiecen directamente en primaria, por lo que quedarán descolgados al dar por sabidos ciertos conocimientos.

¿Cómo solventar este problema? ¿Explicando a legisladores la definición e importancia del currículo? ¿O explicando el desarrollo del ser humano a lo largo de las distintas etapas por las que atraviesa? Al niño hay que educarle como niño no como hombre del mañana adaptándonos a sus demandas.

Currículo educativo

Currículo educativo

En esta reflexión, ofreceremos un punto de vista sobre el cambio en la educación que se debe llevar a cabo a partir de una correcta concepción del currículo.

 

Son necesarias instituciones educativas para adquirir conocimientos específicos impartidos por especialistas en la materia que puedan centrarse más en el proceso de aprendizaje que en el de enseñanza, dado que no todo se puede aprender en la familia y en la calle. La familia, primer contexto de desarrollo del niño, y la escuela, que hoy ocupa un ámbito importante donde se dan la mayor parte de los aprendizajes, garantiza la transmisión de conocimientos y habilidades culturales que determinan nuestro grupo social, ofreciendo una copia de la realidad. Aunque no es tan importante lo que se aprende, pues los conocimientos que puedan ser relevantes no podrán ser adquiridos en el tiempo que estén escolarizados dada la gran cantidad de contenidos existentes, sino que será más relevante la forma de aprenderlo, de buscar la información, de seleccionarla y de ser crítico con ella; aquí el maestro juega un papel esencial ya que tiene que averiguar cómo enseñar y estimular la estrategia de aprender a aprender del alumno. Con esto se pretende decir que no es tan importante el contenido como meta u objetivo final, sino como un medio que permita llevar a cabo un aprendizaje.

La capacidad de aprender esta hecha de una actividad permanente y nunca de una  aceptación pasiva de los conocimientos, lo importante es enseñar a aprender y reflexionar sobre los que se sabe. Se trata de aprender a construir, para no tener que limitarse a reproducir conocimientos de otros, con el fin de capacitarles para decidir en cada situación que tengan que enfrentarse. Este constructivismo potencia el “saber hacer” (contenido procedimental), que indica la correcta interiorización del conocimiento, creando así seres reflexivos que saben lo que hacen. Si se sigue esta metodología, el maestro no jugará el papel de monopolio sino que los aprendices producirán su propio conocimiento (el ideal de la enseñanza), de tal forma que los alumnos alcancen un juicio sensato, llegando a confiar en sí mismos y motivándose para seguir aprendiendo.

Esto supone romper con todo lo que hasta entonces se ha venido haciendo, obligando al alumno a conocer el valor de lo aprendido, su utilidad y haciéndolo palpable. Aquí es donde entra en juego el currículo como herramienta de trabajo para los profesores, respondiendo no sólo a lo material sino también al qué, cómo y por qué enseñar. El dar respuesta al qué debe enseñarse es dar respuesta a los contenidos, buscar la eficacia. En el cómo el centro de interés es la ordenación de las experiencias a las que vamos a someter al alumno para que se dé el aprendizaje. El por qué o para qué, se centra en el fin para el que se enseña, es decir, qué tiene de bueno ese contenido para que se tenga que aprender.

Por ello el currículo responde como herramientas y soluciones a problemas. Se plantea como solución, aunque provisional y discutible, a un problema educativo con el fin de mejorar la calidad del aprendizaje y de la enseñanza. Debe proponer lo que los estudiantes deben aprender. El alumno es el elemento principal, fijándose en unos objetivos mínimos y asegurándonos de su aprendizaje. Pero para emplear esta herramienta no basta sólo con saber qué hay que hacer y cómo se hace, sino también entender lo que se hace y reconducir la práctica y no cambiar sin más de método. No es una herramienta definitiva para solucionar un problema y a la que hay que obedecer, sino de la que hay que aprender. En este sentido se exige al alumnado que sea reflexivo con lo que aprende pero también se debe exigir que el maestro lo sea con la práctica que lleva a cabo.

 

 

Actualmente el currículo es cerrado, basado en libros de texto y en un conocimiento memorístico, no significativo, sustentado en prácticas de reproducción y no producción diciendo lo que hay que hacer. Está centrado en la sociedad sin tener en cuenta a los alumnos. No debería partir del grupo-clase, sino de los alumnos dada su heterogeneidad pero teniendo en cuenta el contexto en el que se encuentran, centrado en los intereses y experiencias de los alumnos por encima de las asignaturas, lógicamente sin olvidar los contenidos.

 

El currículo es un papel vivo que hay que darle validez, llevarlo a la práctica y actualizarlo constantemente. Esto se ve impedido por: la falta de de mentalidad por parte del profesorado, la obligatoriedad por parte del Estado y la poca incentivación para el profesor con el fin de crear ellos mismos el currículo. Por esto, cada vez se delega más en las editoriales para que creen este tipo de herramientas, que rompen los vacíos curriculares en el sistema educativo, pero fomentan maestros dependientes del mercado.

 

 

En resumen, un currículo malo en manos de un buen docente llevará a un buen proceso de enseñanza-aprendizaje, pero un currículo bueno en manos de un mal docente no llevará a ninguna parte, es decir, que no existen currículos malos o buenos, sino maestros buenos o malos. El objetivo del currículo no consiste en orientar su práctica hacia los objetivos que debe cumplir el alumno sino en principios para el docente para llevar a cabo una buena enseñanza. Debe servir para tener una visión de la cultura que se da en las escuelas, de lo oculto y lo manifiesto, y teniendo en cuenta las condiciones en que se desarrolla, valorando el conocimiento experiencial de alumnos para reconstruir su conocimiento, consensuando contenidos comunes basados en la realidad y considerando la dimensión de la equidad y radicalizar la democracia con el fin de respetar la diversidad cultural.