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El rincón de pensar

Intervención psicopedagógica

Transtornos del lenguaje

Uno de los objetivos que persigue la escuela es el de contribuir al desarrollo de las habilidades comunicativas de los niños en diferentes lenguajes (verbal y no verbal) y formas de expresión. De ahí la necesidad de conocer el proceso que siguen los niños en su desarrollo lingüístico para que el docente favorezca la comunicación. Por ello debemos hacer un buen uso del lenguaje, detectando los posibles trastornos, y siendo éste el centro en torno al cual gira el desarrollo humano, pues puede condicionar a un individuo en su aprendizaje y por tanto en su evolución. Como bien dijo Halliday (1993): “el aprendizaje del lenguaje no es sólo un aprendizaje más, también es el aprendizaje de las bases del aprendizaje”. Esto quiere decir que el lenguaje se aprende, pero si se interioriza el individuo podrá seguir aprendiendo ya que pensamiento y lenguaje están íntimamente ligados, es decir, para conocer nos servimos del pensamiento y viceversa, para pensar nos servimos del lenguaje. Por esto no se puede cuestionar el papel de la escuela como favorecedor del desarrollo del lenguaje, prácticamente desde sus primeras etapas por un lado, y como detector, por otro, de posibles dificultades o trastornos de aquel.

 

Las alteraciones del lenguaje hacen referencia tanto a nivel de expresión oral como escrita, que repercuten en el rendimiento escolar del niño así como en su desenvolvimiento social y en su autoestima, por ello es importante su detección temprana, para intervenir a tiempo y seguir un programa de corrección.

Existen multitud de trastornos en la producción del lenguaje, pero antes empezar clarificar la diferenciación entre las causas unas dificultades en el lenguaje y otras. Estas causas pueden ser orgánicas o funcionales. Las orgánicas se refieren a una lesión en cualquiera de los sistemas u órganos que intervienen en la expresión y producción del lenguaje. Mientras que las funcionales son debidas a un funcionamiento patológico de los órganos que intervienen en la emisión del lenguaje. Atendiendo a la gran diversidad de trastornos que hay los vamos a dividir teniendo en cuenta la siguiente clasificación: trastornos del desarrollo del lenguaje y trastornos del lenguaje escrito.

 

  • Trastornos del desarrollo del lenguaje:

Estos trastornos pueden ser los siguientes:

Afasia: trastorno producido por una alteración del hemisferio cerebral izquierdo cuya función principal es el procesamiento del lenguaje.

Disfemia: defecto en el habla que se caracteriza por paros espasmódicos en sílabas o palabras que interrumpen la fluidez y se acompañan de angustias.

Disfonía: alteración de la voz en cualquiera de sus cualidades (intensidad, tono o timbre) debido a un trastorno orgánico o a una incorrecta utilización de la voz.

Disglosia: trastorno en la articulación de los fonemas por lesión de los órganos periféricos del habla. Sin lesión del Sistema Nervioso Central. Sino sería disartria.

Dislalia: trastorno de la articulación por función incorrecta de los órganos periféricos del habla, sin que haya lesión o malformación de los mismos.

Retraso en el desarrollo del lenguaje: es un término amplio empleado para englobar aquellos retrasos en la aparición y/o desarrollo del lenguaje SIN que existan síntomas de déficits intelectuales, sensoriales o motrices.

Rotacismo: incapacidad para pornunciar la "r" múltiple.

Las causas de estos trastornos se debe a una mala integración anatómica y funcional de alguno de los órganos que participan en la memorización su realización y percepción, que son:

  • La totalidad del aparato respiratorio.
  • Los órganos fonatorios: laringe, cuerdas vocales, faringe, y cavidad bucal, compuesta a su vez y principalmente por el velo del paladar, la lengua y los labios.
  • Las vías nerviosas motrices eferentes, que dan las órdenes necesarias para la realización de las praxias fonatorias.
  • Las áreas corticales y subcorticales motrices y sensoriales que conciernen al lenguaje, almacenamiento de praxias fonatorias y de gnosias auditivas.
  • Las vías nerviosas aferentes sensoriales, principalmente auditivas, visuales y propiceptivas.

 

Estos problemas repercuten, especialmente, sobre la claridad de las palabras emitidas y en ocasiones afectan a la fluidez del discurso, pues el niño se enerva al no producir los sonidos correctamente y eso, incluso, puede hacer en ocasiones que tartamudeé. En la pronunciación se pueden llevar a cabo dos tipos de actividad: de tratamiento directo y de tratamiento indirecto. El tratamiento directo, se centra en conseguir una buena articulación, se enseña la posición correcta para producir un fonema y se pretende que el alumno la automatice y lo integre en su lenguaje espontáneo. Mientras que el indirecto trabaja funciones que inciden en la expresión del niño para que este y su lenguaje maduren y conseguir así una mejor articulación.

Lo que se pretenden con estas actividades es que los alumnos aprendan la posición correcta de los órganos bucofonatorios para producir fonemas; mejoren la movilidad de los órganos que intervienen en la producción de cada fonema por medio de ejercicios que les doten de agilidad, velocidad, coordinación, fuerza y que eviten la tensión de los mismos; incrementen la capacidad respiratoria y el soplo; consigan una percepción y discriminación auditiva correctas.

 

  • Trastornos del lenguaje escrito:

Estos trastornos pueden ser los siguientes:

Disgrafía: La disgrafía es un trastorno de tipo funcional que afecta a la calidad de la escritura del sujeto, en el trazado o la grafía.

Dislexia: incapacidad específica para la lectura. Se caracteriza por una dificultad inesperada para la lectura en personas con CI normal, escolarización normal... Para una lectura correcta y fluida. Su tratamiento se sustenta en la comprensión de información escrita y segmentación de palabras.

Disortografía:incapacidad para escribir bien la escributa arbitraria, es decir, la escritura con reglas (ortografía) La escritura espóntanea (sin reglas ortograficas).

 

 

Como cierre y pequeño apunte indicar que los maestros deben ser conscientes de las intervenciones que se pueden llevar a cabo con los trastornos del lenguaje pues son los trastornos más comunes que se nos pueden presentar en las aulas.

Deficiencia visual

Las minusvalías sensoriales se caracterizan por la disminución importante de volumen de información que una o varias modalidades sensitivas recogen del ambiente que rodean al sujeto. Es cierto que la disminución del aporte de información ambiental restringe la cantidad de experiencia que podemos recoger del entorno, pero también el organismo dispone de otras vías de recogida de información que en gran parte puede suplir las dañadas. Este caso evidente, lo pudimos comprobar durante la práctica en clase, pues al taparnos los ojos intentábamos suplir esta necesidad con el tacto, olfato y gusto, confiando plenamente en nuestros compañeros (acto muy difícil que algunos no superaron).

 

El concepto de ceguera trata de la pérdida de uno de los sentidos a distancia: la vista, que puede ser parcial o absoluto. Según la OMS y la ONCE es ciego quien no consigue tener en ninguno de sus dos ojos, ni con lentes graduadas, la agudeza visual es de 1/10 en la escala WECKER, o quien sobrepasándola presenta una reducción del campo visual por debajo de 35º.

 

La ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles) no es una simple asociación que suministra material pedagógico, sino también colabora con tratamientos psicológicos para los propios individuos afectados pues perder repentinamente la visión supone un trauma a ser el sentido más empleado para el conocimiento del entorno. Pero principalmente este tratamiento psicológico se centra en las familias ya que éstas deben asumir ese trastorno y los retrasos que conllevan, puesto que sus aprendizajes son más lentos, en especial los motóricos.

 

Los alumnos que presentan déficit visual, deben acceder a la lecto-escritura  mediante un sistema táctil que requiere un  código. El sistema Braille es el más extendido y que está probada su eficacia. Se trata de la combinación de seis puntos en relieve dispuestos en un cajetín. No obstante, en los centros escolares además de enseñar el Braille también se enseña a los alumnos a desenvolverse de forma autónoma por las distintas estancias del colegio, a emplear el bastón y lo más importante a pedir ayuda.

Pero no sólo existen adaptaciones en cuanto a la lecto-escritura para estas personas, sino que también pueden desenvolverse de forma autónoma por la calle ya que existen muchos recursos que para nosotros son imperceptibles en ocasiones pero para ellos son de gran utilidad, como son los semáforos con pitidos, escalones con bordes antideslizantes, los pasos de peatón señalizados con diferentes baldosas, los perros guía… Los perros guía son un instrumento muy valioso ya no por tratarse de un animal de compañía sino por lo “fácil” que le puede hacer la vida a un ciego. Además, y en su gran mayoría, sólo pueden ser guías aquellos perros de determinadas razas por su docilidad, mejor manejo o adiestramiento.

 

Para finalizar, reseñar que los ciegos son personas que su interacción con el medio físico y social es de manera distinta, ni mejor ni peor. Así la intervención educativa no debe centrarse en ayudarles a superar la minusvalía para acercarse al patrón normal de comportamiento, como bien comentó Ana en clase, sino a reconocer y tratar a la persona como un ser humano, que tiene unas peculiaridades propias.

 

Deficiencia cognitiva

Antes del siglo XVIII todas las enfermedades mentales de los niños eran tratadas como las de los adultos, eran tratados como imbéciles que requerían cuidados espaciales. Actualmente, se les reconoce como personas diferentes pero no carentes de potencialidades. Pese a lo anterior, la discriminación y el etiquetamiento siguen vigentes en nuestra sociedad y surgen con gran fuerza cuando se quiere integrar a un niño a una escuela “normal” (lo que la sociedad entiende por normal) o a un trabajo.

Hasta ahora creíamos que todos los niños y adultos con retraso mental estaban dentro del mismo “saco”; con esto no quiero decir que todos los discapacitados responden a las mismas causas, síntomas, pronóstico, tratamiento e intervención, estos aspectos se concretarán según las necesidades específicas de cada persona.

 

Como vimos en clase antes de comenzar a hablar sobre el retraso mental o déficit cognitivo cabe hacer la diferencia entre estos dos conceptos, por lo que no se recomienda usar indistintamente estos conceptos como términos sinónimos, no porque se pueda sentir alguien ofendido sino porque no son lo mismo. Retraso mental es un trastorno que generalmente se presenta en etapas tempranas del desarrollo humano, afectando al niño en el posterior curso de su vida, ya bien sea por genética, mal nutrición fetal, problemas durante o posteriores al parto, etc.; pero cuando hablamos de deficiencia cognitiva nos referimos a aquellos individuos cuya capacidad intelectual, se ha visto afectada por algún tipo de accidente como puedan ser accidentes medio ambientales, genéticos presentados a etapas posteriores de la infancia, intoxicaciones, virus o bacterias, etc.

Existen diferentes niveles de deficiencia cognitiva, principalmente basados en el cociente intelectual (CI), pero a no ser que sea un nivel muy profundo este tipo de personas pueden desarrollar una “vida normal” si la educación que reciben potencia su autonomía. Como se vio en la película de “aprendiendo a vivir” o en las aulas de la casa y talleres del colegio Pablo Picasso (donde los alumnos aprenden oficios y a desenvolverse en un piso con diferentes electrodomésticos) el trastorno es parcialmente remediable si la familia colabora con esta actuación y motiva al afectado a que lo lleve a cabo, de lo contrario se creará una persona dependiente de otros.

 

 

Una de las preguntas que se hicieron en clase fue ¿Estas personas están totalmente integradas en la sociedad? ¿Todos? ¿Por qué? Gracias a los materiales y actividades adaptadas para niños con necesidades educativas especiales, podemos garantizar una exitosa integración de los niños con estas características en la escuela. Pero por mucho que la escuela intente integrar a este tipo de personas no sirve de nada si la sociedad misma no los acepta como uno más ya que son objeto de prejuicios subestimando o sobreprotegiendo a estas personas, dado que "el mundo actual valora a la gente por lo que vale y vale tanto como pueda hacer, no valora a la persona por lo que es, reduciendo y devaluando al ser humano." (Pérez-Serrano, 1999). Por eso no es una tarea encomendada a maestros, sino que es una tarea para todos.

 

 

Deficiencia auditiva

En primer lugar es necesario aclarar la terminología en cuanto a la deficiencia auditiva, dado que sordera e hipoacusia no son sinónimos y por lo tanto no deben emplearse indistintamente. Sordera hace referencia a los casos de lesiones auditivas graves o totales, mientras que hipoacusia denomina la pérdida de audición.

 

Esta pérdida sensorial afecta a los individuos en tanto que el aporte de información ambiental que les rodea restringe la cantidad de experiencias que el individuo puede recoger de su entorno. Esta situación que sufre el individuo, le hace desarrollar en profundidad otras vías de recogida de información, en concreto la vista.

Los implantes y demás aparatos de audición facilitan el conocimiento del entorno por lo que es necesario implantarlos en las personas cuanto antes, ya que uno de los problemas fundamentales de la deficiencia auditiva es que el sujeto no se oye y por lo tanto no sabe comunicarse verbalmente.

 

Existen dos sistemas de comunicación que emplean estas personas, el método bimodal y la lengua de signos. El bimodal emplea signos acompañados del habla o movimientos labiales; este método facilita la adquisición de la lectura/habla puesto que emplea la misma estructura sintáctica en la formulación de oraciones. El lenguaje de signos se estructura de forma diferente a la estructura sintáctica de la lengua escrita/hablada.

No es adecuado considerar un sistema más apropiado que otro, sino que se trata de que en cada caso se elija un código de comunicación con el que el individuo pueda relacionarse con su medio. Parece que queda claro que cualquier medio que potencie y favorezca la adquisición temprana del lenguaje y que posibilite la integración, hay que aprovecharlo, ya que estas personas tienden a presentar aislamiento, desconfianza y retraimiento, además de presentar baja tolerancia al fracaso y cierto grado de pasividad.

 

En relación a las estrategias y técnicas de intervención en el aula:

-         En primer lugar deberemos cuidar las condiciones de luz (no ponernos a la sombra si el niño esta al sol, el reflejo en la pizarra...) y lumínicos, favoreciendo un ambiente tranquilo y silencioso.

-         Utilizar ningún elemento que obstaculice el movimiento de labios y el intercambio de mirada.

-         Utilizar un lenguaje claro, sencillo y pausado.

-         Mantenernos próximos al niño pero sin intimidación.

-         Hacer uso de la comunicación no verbal como complemento a las explicaciones.

-         Mantenerle próximo a la fuente tecnológica o audiovisual que estemos utilizando.

-         Utilizar la técnica de focalización de la atención, es decir, uso de señalizaciones, pictogramas, mapas secuenciales y demás apoyos intuitivos.